(TDAH - TDA)
Trastorno de Déficit de Atención con/sin Hiperactividad
Si estás aquí, es probable que sea porque conoces un “niño TDAH” o sospechas que alguien de tu entorno puede presentar este diagnóstico. Se trata de individuos, para no ponernos tan técnicos, que bien nos podrían recordar a los pistoleros del viejo oeste: primero dispara y luego pregunta. Vamos a ver si lo ubicamos: son niños que se distraen con facilidad, que necesitan de estar en constante activación, con muchas dificultades para regular sus respuestas emocionales, tienen una gran facilidad para “perderse” en su imaginación… ¿Lo tienes ubicado? Claro. Ahora bien… permíteme que te pregunte: ¿Cómo haríamos la distinción entre un niño “TDAH” y un niño “normotípico”? ¿Y uno con dificultades del estado de ánimo? ¿Dónde metemos a los niños que “viven en su mundo”?
Quizás está en el debe de la psicología (con bastante probabilidad sea así) el cuidarnos de cómo transmitimos el conocimiento. Parece que hemos pasado de no tener representantes de TDAH a todos conocer uno o varios, en función de cuánto contacto tengamos con menores, cuando la realidad es que menos de un 7% de los menores de 10 años cuentan con este diagnóstico. ¿Cómo es eso posible?
Cuando hablamos de TDAH, hacemos referencia al Trastorno de Déficit de Atención con/sin Hiperactividad (TDAH – TDA). Esta distinción se debe a que no todos presentan esta sintomatología “movida”, si no todo lo contrario: chicos hipoactivos, con sensación de desconexión. Esto hace que bastante población, en especial chicas, se queden por el camino, al no suponer un elemento disruptivo en el aula. Pese a la realidad que podemos encontrarnos, no es un diagnóstico que deba hacerse a la ligera, siendo oportuno una valoración neuropsicológica antes de poder hablar de «etiquetaje» alguno.
Sin embargo, con o sin TDA/H, parece importante poder atender a cómo es la relación de este chico o chica con sus diferentes entornos. Siendo esperable y deseable que los peques se muestren curiosos y cuenten con inquietudes, si esta activación no se canaliza bien, puede llevar a dificultades tales como castigos en el aula, roces con los compañeros, cierto estigma entre profesores y padres… Estas dificultades suelen afectar negativamente al desempeño académico. La escuela representa el primer escenario en el que el niño pone a prueba sus capacidades, por lo que no es raro observar que, con el paso del tiempo, aquellos que no reciben la intervención adecuada no solo ven intensificarse sus síntomas iniciales, sino que también pueden desarrollar problemas de adaptación escolar, alteraciones en la conducta, una autoimagen deteriorada e, incluso, en algunos casos, signos de depresión.
Probablemente te estarás preguntando qué podemos hacer con esta situación en la que se encuentra esta persona. Si bien es importante poder atender a estos síntomas como “señales”, no por ello hay que clamar al cielo. Forma parte de la infancia sana poder presentar estos síntomas, siempre y cuando desde el entorno podamos interactuar de manera adecuada con ellos. Desde la consulta, realizaremos una correcta valoración de los síntomas, aprenderemos de manera conjunta a poder trabajar con estos síntomas, fomentando una adecuada adaptación del niño a los diferentes entornos (académico, familiar, social), a la par que apoyaremos a su entorno en la comprensión y modificación de respuestas desadaptativas en su entorno.
¿Cómo se realizan las evaluaciones deTDA/H?
Cuando se trata de evaluar el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), es fundamental utilizar herramientas que nos ofrezcan una visión completa de la atención, la impulsividad y el impacto emocional. Para ello, combinamos varias pruebas especializadas:
- NESPLORA: Una evaluación en realidad virtual que permite medir la atención, la impulsividad y la actividad motora en un entorno inmersivo y atractivo. Es una de las pruebas más innovadoras para analizar el rendimiento atencional en situaciones similares a la vida cotidiana.
- D2-R: Un test clásico y muy eficaz para valorar la atención sostenida y la capacidad de concentración. Consiste en identificar estímulos visuales de manera rápida y precisa, ayudándonos a detectar dificultades en el control atencional.
- EMAV: Una herramienta específica para medir la velocidad y la precisión en la lectura, clave para identificar dificultades atencionales que puedan afectar al rendimiento académico.


Pero el TDAH no solo afecta la atención; también puede influir en la regulación emocional y la autoestima. Por eso, complementamos la evaluación con cuestionarios como:
- SENA y/o PAI-A: Instrumentos diseñados para detectar indicadores emocionales y conductuales asociados al TDAH, como ansiedad, dificultades en la regulación emocional o problemas en las relaciones sociales.
Gracias a este enfoque integral, podemos ofrecer un diagnóstico preciso y personalizado, adaptando las estrategias de intervención a las necesidades de cada persona.
PROCESO DE EVALUACIÓN
¿Estás interesado/a en poder realizar una evaluación a tu hijo/a?
Duración: el proceso de evaluación consta de 3-4 sesiones de manera habitual, en función del tiempo y desempeño del evaluado.
¿Cómo entender los resultados? Cuando terminemos el proceso de evaluación, además de los resultados, se hará entrega de un informe recogiendo los mismos, así como una interpretación en base a estos y a la historia de aprendizaje y contexto en el que están teniendo lugar las variables estudiadas.
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